La base de la mentalidad de escasez es la creencia de que el universo es limitado y que el pastel de oportunidades es fijo.
No hay suficientes clientes e ingresos para todos, de modo que si consigues un cliente, esa oportunidad se la has quitado a todos los demás.
Una mentalidad de escasez hace que veas a todo el mundo como competencia, incluso a profesionales cuya experiencia es tangencial a la tuya y se solapa poco.
Un mentalidad de escasez nos hace reacios a compartir nuestros conocimientos o a colaborar con nuestros colegas. Y cuando esto ocurre, nuestras inseguridades se acentúan.
Una persona con mentalidad de escasez se resiste a cualquier tipo de diálogo con los demás, renunciando a posibles asociaciones de colaboración que podrían ayudar en su negocio.
Una persona con mentalidad de escasez, no quiere correr ningún riesgo.
Una persona con mentalidad de escasez no reconoce, o se niega a reconocer, que el mundo es un abundante ecosistema con oportunidades de crecimiento que se crean en todos los rincones del mundo de las ideas y de los negocios.
Sea cual sea la causa de la mentalidad de escasez, ésta nos limita de diversas maneras:
👉 # 1. Cuando te sientas delante de posibles clientes, pareces necesitado o demasiado agresivo porque tu mentalidad está impulsada por el miedo a perder.
Hueles a "desesperación". El cliente potencial lo siente y eso le ahuyenta.
👉 # 2. Cuando eso ocurre, te apresuras a ofrecer descuentos, lo que hace que la "desesperación" sea aún mayor.
Tu capacidad para generar confianza, el combustible esencial para cualquier negocio, desaparece.
👉 # 3. No tienes la cantidad ni la calidad de referencias que te gustaría porque los posibles socios estratégicos de referencia ven que su relación contigo es unidireccional.
Solo te centras en ti mismo y no ves cómo impulsar a los demás puede ayudar a tu negocio.
👉 # 4. Cuando te llegan clientes, aceptas más negocios de los que puedes gestionar a precios equivocados porque no confías lo suficiente en la abundancia del mercado.
El único criterio para saber si alguien es un buen cliente es que pague su cheque. El resultado de todo esto es que la calidad de tu servicio se resiente, al igual que tu reputación.
La gran noticia para todos es que la mentalidad de escasez se puede cambiar, incluso aunque esté cimentada en la fibra misma de lo que somos como seres humanos.
¿Cómo cambiamos nuestras creencias?
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