La objeción inicial y el miedo a ser vendido

"La confianza no es 'les gustaré'. La confianza es 'no hay problema' si no les gusto'" (Christina Grimme)

Nuestro trabajo como vendedores es vender.

Para hacerlo de forma eficaz, tenemos que gestionar las objeciones y llegar al cierre.

Obvio. ¿Cierto?🙄

Uno de los retos a los que se enfrentan los vendedores es que piensan que las objeciones llegan al final de una llamada o una visita, durante la fase de cierre del proceso.

Déjanos hacerte una pregunta:

¿Cuál crees que es la primera objeción que casi todas las personas tienen en cualquier situación de venta de cualquier producto?

Seamos sinceros.

La respuesta es: a la mayoría de las personas no les gustan los vendedores.

Esta es la primera regla de oro y la primera objeción que tiene el cliente antes de empezar a hablar contigo:

👉 La primera objeción es que eres un vendedor... y a casi nadie le gustas.

Entendamos esto bien.

Se trata de un patrón mental.

No es que no les gusten los vendedores como personas; simplemente no les gusta el título o el trabajo.

Tú, como vendedor, puedes ser un gran tipo. Tal vez seas la persona más solidaria que existe, Pero cuando te pones el sombrero de vendedor, te conviertes en un enemigo para muchos.

Para aclarar aún más esta afirmación, ni siquiera es tanto que a la gente no le gusten los vendedores; es más bien que les tienen miedo.

Tienen miedo de lo que pueda hacer el vendedor.

Tienen miedo de dos hechos:

  1. Tienen miedo de ser vendidos.
  2. Tienen miedo a lo desconocido.

Veamos el primero de ellos, el miedo a ser vendido.

Cuando decimos "vender", queremos decir que temen:

 - que el vendedor les venda algo que no necesitan,
 - o no quieren,
 -  o que paguen más de lo que deberían por lo que sea que estén buscando.

Piensa en ello desde tu propia perspectiva.

¿Quieres pagar más de lo que deberías por lo que compras?

¿Quieres que te vendan?

Si tú no lo haces, tu cliente tampoco.

Por tanto nuestra primera reflexión es: ¿Cómo resolvemos este problema?